Manuel
Arenas es un amigo que conocí hace algún tiempo en un sauna gay, tuvimos un
encuentro diferente al que estoy acostumbrado, Manuel con esa piel trigueña,
oscura y suave que me agrada mucho
además de no mal parecido, y a sus 30
años lo hacen un delicioso bocadillo difícil dejar pasar.
Desde ese
entonces nos empezamos a frecuentar en uno que otro sitio que compartíamos como
afición, siempre supe que ambos teníamos una visión del sexo y de la vida muy
similar aunque por ratos siento a Manuel que cuando charlábamos en persona o
por el Facebook cierta dicótomia en su
persona y en sus ideas, como que a veces avanzaba y luego retrocedía en
conceptos que luego eran incongruentes entre sí.
Cosa que vi como una
oportunidad para gastarle bromas de una aparente bipolaridad, bromas de una
condición médica en la que a veces pensaba de una manera para inmediatamente
irse al otro extremo sin mayor razón alguna. Bromas que aceptó sin complejos ni
contemplaciones e incluso se adaptó muy fácilmente. Cosa que por demás
considero saludable y muy inteligente en pocas personas. Siempre he creído que
uno debe de aprender a reírse de uno mismo, a reconocer tus errores, virtudes,
fracasos, simpatías, molestias y en la medida de lo posible asumir una postura
de naturalidad ante ellas.
Manuel es un
chico arequipeño, criado con ideas muy conservadoras a la vieja usanza, pero
que creo intenta luchar contra ellas con resultados en ocasiones infructuosos.
Me agrada
tocar su piel, pasar mis manos por todo su cuerpo desnudo, a veces erecto,
escuchar las cosas que dice, no intento aconsejarlo porque sé que no soy bueno
para eso.
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Desde que yo era un niño y descubrí que me gustaba mucho
ver y tocar los penes de los primitos, amiguitos, compañeritos de colegio etc.
Recuerdo que en contadas ocasiones tuve la experiencia de tirarme sobre la
tierra o sobre la cama de algún otro mocoso cuando iba a visitarlo o cuando me
visitaban o sobre algún lugar cuando a
escondidas nos tocábamos con algún otro adolescente.
Yo me dejaba masturbar y la
sensación de que tengan el control sobre mí, intentando infructuosamente de
evitar llegar a la eyaculación con la mente, era una sensación de estar en
manos de la otra persona y que ésta regule y controle mi placer, para luego
hacer yo lo mismo, tocarle, (en aquel entonces no besaba), estimularle , sobar,
coger con fuerza y jugar con su pene erecto de tal manera que podría buscar la
forma como estimularlo y sentir como jadeaba como hasta se podría retorcer de
placer por ejemplo al estimular su glande, ( como hombre se perfectamente lo
que se siente ) Para luego hacerlo
eyacular dentro de algún vaso o cenicero de cristal o dentro de lo que estuviera a la mano,
siempre manteniendo el control de su pene y su eyaculación no dejando que él se tocase.
Era una
sensación de poder, sentía que yo era el que mandaba y eso me excitaba
muchísimo. Me terminaba lubricando como mínimo. Sentir su pene latiendo durante
los segundos de la eyaculación, sentir su respiración, su jadeo. Aunque después
de esos intensos momentos que de seguro se repetían muy a menudo venía un gran
sentimiento de culpa y arrepentimiento de ambos.
Muchas de mis experiencias
terminaban así en el tiempo que era adolescente, quizás se dio así porqué me
marco mi primera experiencia sexual a los 8 años donde masturbé a un tipo mucho mayor que yo hasta
que eyaculara, claro que antes ya he escrito acerca de eso, no pasé por una
violación. Yo era un niño bien erótico y sexual… solo eso.
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En uno de
mis tantos encuentros sexuales con diferentes personas he conocido muchas cosas
en la cama y siempre intento tener una visión muy abierta a las cosas, he hecho
lluvia dorada, he lamido pies, me han dado y he dado algunos que otros golpes y
groserías sin llegar a la barbarie, orgías,
y un largo sinfín de etcéteras y aunque hay cosas que aún --- como suelo decir:
“Tengo en agenda”-- .
Siempre
creí que por mi larga experiencia, la
paciencia y tiempo con las que me tomé algunas de ellas aprendí mucho del mundo
del sexo, sin embargo la realidad pauta otras cosas aún por aprender y temo
que algunas de ellas me puedan gustar más de lo que supone. Cuando tenía mi
vida sexual arreglada, cuando creía que ya sabía lo que buscaba y lo que necesito aparece una nueva corriente
vacía, oscura, bizarra que hace que vire los ojos hacía ella.
Recuerdo
que cuando tenía mi departamento hace algunos años y recibía la visita de
muchos amantes ocasionales con los que tuve buenos, malos y regulares
encuentros hubo una que fue diferente, no recuerdo el nombre del susodicho,…(fueron solo algunos cientos!! ) pero lo llamaré Christian.
Christian era un chico con un rostro dulce,
muy guapo, nos conocimos por internet, en aquel entonces el chat de moda era
uno llamado LATINCHAT,( ignoro si aún está vigente).
Christian fue a mi
departamento de noche, tomamos algunos tragos y nos fuimos a la cama, la
química era estable sin mucho en común ni tampoco muchas cosas que nos separen.
Él estudiaba en la Universidad de Católica Ciencias de la Comunicación. Yo
tendría unos 29 años y él 25 si mal no recuerdo. Bello cuerpo, una piel sin
vellos, unos labios carnosos y ensalivados que le daban una sensualidad
especial.
Empezamos como el sexo
tradicional, besos, caricias, tocamientos, lamidas, mamadas mutuas etc. Para
luego pasar a la penetración, cuando me
penetró me excité, no fue “estupendo” pero sí estuvo “bien”. Su pene era de unos 16cm. no grueso , curvado hacía la derecha, Sus movimientos de
cadera rítmico de adelante hacía atrás, de derecha a izquierda como si intentará llenar todos “mis vacíos”
, algunas nalgadas y palabras gruesas.
Me cogió en “pose perrito”, luego “patas al hombro”, “patadita a
la luna”, aquella noche él me penetró 3 veces y eyaculó las 3 veces, yo apenas
2, y terminé con el culo adolorido. Christian se tomaba su tiempo o quizás eran
los efectos del trago que me hicieron pasarla bien.
Aparte de lo intenso de la
noche, fueron los descansos que nos dábamos entre polvo y polvo, charlábamos de lo que
hacíamos, de la vida, del amor, me dijo que le gustaba mucho y yo obviamente le
correspondía en elogios, y luego procedíamos a besarnos y a tocarnos como si el
amor fluyera en nosotros desde ya hacía mucho tiempo, era un tipo muy agradable
a decir verdad.
Antes de nuestro último
polvo, se le ocurrió pedirme algo, me pidió que mientras él se echaba en la
cama, le haga masajes a sus pies. Solo a sus pies, que eso era lo que le
gustaba mucho. Me dijo que normalmente no suele pedir eso a “desconocidos” que
solo lo había hecho con su pareja que
alguna vez tuvo, pero que le caí en gracia que se tomó la libertad de hacerlo.
Pedido al que accedí claro está.
Echado en mi cama, con sus
codos en 45 grados viéndome como empezaba a cogerle sus pies, absolutamente
limpios, bien cuidados, con dedos delicados, pies blancos y con las uñas bien
recortadas y algo coloradas que
denotaban buena salud en su persona, empecé a tocarlos muy suavemente con mis
dedos, a modo de hacerle masajes tocaba su planta, su empeine, sus talones, sus
tobillos , yo desde abajo con una vista de su cuerpo desnudo placentera,
mirándole sus rodillas, piernas, pene, sus vellos púbicos su abdomen, su
rostro, sus ojos.
Me dijo:
----- Bésalos, Bésalos como
si fuera un rostro, chupa los dedos, chúpalos suavemente con placer como si
saborearas algo.
----- Algo que no podía dejar de ver eran sus ojos, hasta diría
que titilaban e irradiaban lujuria, como
cuando vez algo con ahínco y emoción.
----- Aunque sentí algo de
resistencia al principio cada vez que puedo intento tener una mente abierta a
las cosas nuevas en la vida y ésta, no era una excepción.
Así que empecé a besar su
pies, primero uno luego el otro, luego ambos, darles suavemente su lamida, mi
lengua se secaba y volvía a ensalivar-me ya que algunas zonas de la piel que envuelve los pies suele ser áspera
por muy cuidada que ésta este. Le prodigaba suaves mordidas, en los tobillos y
en la zona debajo de los dedos donde hay como una zona algo callosa pero se dé
algunos casos que es bien sensible.
----- Esta bien ¿?--- le
preguntaba algunas veces,
----- Sí me dijo--- muy
bien.. Chupa dedo por dedo, con cuidado, despacio, dales besito.
---- Mientras me
miraba con esa mirada que antes describí.
Así estuve buen rato. Lo que
me entretenía era que durante todo esa adoración por sus pies su pene se erectó
y se mantuvo así todo el rato, había momentos en que yo al encontrarme
arrodillado en el piso que tenía una alfombra de color azul oscuro y que evitaba que me haga frío, él se
sobreponía con sus brazos en la cama como sentándose entonces estiraba su brazo y me acariciaba la
cabeza, me movía los pequeños cabellos de mi cabeza (yo siempre he usado el
cabello bien corto), tocándome la cabeza como cuando acaricias a una mascota y
mientras tanto el movía sus pies y por ratos cogía sus piernas y con fuerza
suficiente presionaba mi cabeza con ambos pies, sus dedos eran diestros me
tocaba el rostro suavemente, mientras con su otro pie los hombros el pecho, jugaba
con mis pechos, con mis tetillas, con mi cuello, todo con ambos pies, tenía una gran agilidad con sus dedos.
Él solo metía sus pies dentro de mi boca, incluso a veces yo tenía que retroceder un poco
ya que quería meterme al menos medio pie y eso me daba sensación de nauseas.
Pasó un buen rato de hacer
eso, debo decir que lo que me mantenía en atención era mirarle y tocarle su pene erecto, era la primera vez que eso me
pasaba, había escuchado de ese tipo de fetiches, pero nunca tuve algo tan
cerca, incluso tenía la sensibilidad de tocarme los lóbulos de mis orejas y
acariciarlas muy suavemente y yo en ese preciso momento cerraba los ojos para sentir sus pies, no creo al menos en mí
experiencia que un dedo o una lengua haya hecho tan bien su trabajo en una zona
tan sensible que yo tengo, incluso sus dedos fríos de los pies te da una sensación diferente a los dedos de las manos.
Christian tenía todo el
control de la situación, él decidía cuando debía chuparle los pies y cuando él
me acariciaría, estuvimos un buen rato así, yo por momentos sentía la necesidad
de darle una mamada, de cogerle los huevos y metérmelos a la boca, cosa que
normalmente suelo hacer, pero él me detenía, me ponía su pie en la frente,
siempre suavemente, y sin decir nada evitaba mí cometido. La sensación seguía
siendo agradable.
Yo podía observar sus testículos y parte de su entrepierna, Christian tenía un rico culo, sin pelos, aunque blandito pero con nalgas bien formaditas, yo le miraba el culo, intentaba mirar su ano pero sus nalgas que sostenían su cuerpo sobre la cama lo impedían, sus testículos que por ratos se elevaban hacía la base del pene (eso sucede cuando hay un grado de excitación que invita a la eyaculación)
En un momento se puso de pie
y yo de rodillas ante él, mirandolo sumiso todo su cuerpo desnudo, sintiéndome “menos que él” ,
quise pararme para besarle y acariciarlo como “normalmente” yo lo hago, pero
con su mano evitó nuevamente que yo hiciera lo que quería. Yo arrodillado a la
altura de su pene mirándolo como perrito castigado hacía arriba, de frente a
los ojos y él a mí, con su mirada fija y dominante, me dijo:
----- Échate boca arriba!!.
----- Yo le pregunté: Pero
para qué ¿?
----- Tu solo échate!...y
eso hice.
----- Christian jugó
conmigo, siempre con esa mirada penetrante, incluso a veces me daba la impresión
que no parpadeaba. Me ponía sus pies en la cara, uno por uno, y hacía lo mismo,
me los metía a la boca, tocaba mi rostro, tocaba mi pecho, mi barriga, las
partes blandas siempre eran toques suaves y precisos en las partes duras
siempre aplicaba más presión. Incluso se paró encima de mi pecho, debo decir
que no pesaba mucho, y con sus dedos arrugaba mi piel, como si yo fuera su alfombra de piso.
----- Me dijo: Respira
hondo!! (Con una voz de orden), ---- y yo lo hacía. Aunque con cierta dificultad
por su peso. Y nuevamente la danza de besos, lamidas caricias a su pies, a sus
dedos, todo un baile de idolatría podológica, intenté hacer lo mejor que pude,
incluso le decía siempre: “Esta bien” ¿?---- , y él ya no me respondía, solo me
miraba fijamente y asentaba con la cabeza un gesto de afirmación.
Habremos estado así una
media hora, pero yo ya necesitaba lo que
me gusta, siempre estuvimos erectos, yo a veces me estimulaba masturbándome, incluso cuando lograba tocar su pene estaba
lubricado, no estaba acostumbrado a esa escena pero tenía algo de erótico, bajó
de mi pecho, yo me puse de rodillas, esta vez se agachó y me ayudo a ponerme en
pie, y nos besamos con un beso
apasionado y hasta diría de pasión. Me cogió con fuerza y me tiró a la cama, y
se posó en mi apasionadamente, cuerpo con cuerpo de deseo, una excitación algo
diferente a cuando empezamos. Y luego me
hizo el amor por tercera vez con tesón, con furia, y con más ganas.
Yo por ratos tengo esa mala costumbre de pensar durante el sexo, me preguntaba:
----- ¿qué había hecho?, No por lo trágico sino algo así
como que diablos fue todo eso ¿?.
Al final él eyaculó dentro de mí , yo no
pude hacerlo por tercera vez, pero disfruté el momento. De ahí nos quedamos desnudos
abrazados enredados y “en-piernados “hasta
el día siguiente.
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Manuel Arenas me comentó en
alguna ocasión tiempo atrás que tenía practicas leather y que la primera que
nos conocimos en un sauna al intentar conocerle bien, terminé no sé si por
pedido de él o por iniciativa mía
besándole los pies.
Me sentiría bien saber que fue porque yo tomé
la decisión aquella vez, dicha acción me demostraría que no estuve tan lejos de
apenas empezar a tocarle “sentir” que yo una persona “dizque” experimentada en
el sexo, sabía lo que hacía, de alguna manera sentirme en el poder de decidir
estas cosas me hacen sentir bien, estos juegos de ser un ángel seductor o de
entregar tu placer a una persona me
causan tensión y placer.
Manuel Arenas y yo
últimamente hemos coincidido de manera deliberada o incluso de casualidad en la
sauna gay que frecuento. A veces nos ponemos a charlar, lo toco, me gusta
escucharlo, demuestra cierta sapiencia y capacidad de análisis de algunos temas
que me impresionan, particularmente pienso que no hay nada más excitante que la
inteligencia en las personas.
Sin embargo no es nada
sofisticado en sus gustos, tiene su grupo de amigos más o menos de su edad con
los que hace deportes, sale de viajes , va al cine, a las discos, tiene porte
varonil aunque cualquier ojo gay bien entrenado sabría inmediatamente al mirarlo que es gay.
Admiro su capacidad de
sortear lo que los demás gays no logran hacer y es asumir su soledad de no
tener pareja hace ya buen tiempo.
Yo, de no tener
en mi vida a un ex con el que ya somos amigos desde buen tiempo y
compartimos aventuras, experiencia y compañía, no sé cómo actuaría ante el
círculo gay que me muevo. La compañía de mi ex me da de alguna manera estabilidad,
siempre me la dio.
Un día quedamos en ir a una
fiesta leather que ya antes me habían invitado otras personas de las redes
sociales, y aunque al principio me dijo que no iría luego Manuel Arenas se
terminó por animar y así fuimos aquel sábado por la noche.
Algo de información tengo
acerca de los leather ya en éste tiempo, incluso disfruto cierta “violencia
durante el coito anal”, pero soy consciente que no se puede forzar a las
personas a hacer algo que va en contra de lo que su naturaleza sexual manda. Sí
son personas pasivas a la hora de hacer el amor, lo
mejor es adecuarse a las circunstancias e intentar pasarla bien, sea quien sea
quien te toque en la cama, para un promiscuo convicto y confeso como yo es importante tener en mente eso y
buscar el “lado bueno de cada individuo ”.
Ya dentro de aquella casa lúgubre,
en el centro de Lima, con velas, y de
una oscuridad siniestra, pagamos nuestras entradas y nos quedamos en truzas
negras que sugirieron los administradores quienes fueron bien amables en todo
momento, desde que entré lo primero que te inspira es el respeto hacia los
demás, incluso por teléfono cuando llamé me dijeron que nadie me obligaría a
hacer nada que yo no quisiera, me pareció buen punto.
En
la entrada me explicaron cómo era la situación que habían dominadores o amos,
dominados o esclavos y los populares switchs que son los que hacen ambos roles
según quien les toque. Y así entré hacía lo que sería mi primera reunión leather.
Seríamos algo de treinta y
algo de personas que llegaron al recinto, vi cómo le hicieron a un tipo lo que
popularmente se conoce como fisting (meter la mano hasta poco más que la muñeca
por el ano con un guante quirúrgico y abundante lubricante), vi una lluvia
amarilla, (practica que hice hace años). Vi como sometían con presión y mucha
disciplina a algunos esclavos que eran sodomizados y penetrados con furia.
Furia que me resultaba excitante… muy excitante.
Las personas tocaban todo lo
que podían tocar. Yo no logré hacer mucho quizás porque hay códigos de
seducción entre los leather que yo aún no conozco, códigos que sirven para
saber quién es esclavo o amo, además estaba algo intimidado debo de
reconocerlo.
Pero Manuel Arenas tuvo la genial idea de atarme los brazos hacía
arriba a una “X” gigante de madera colgada en la
pared y que me dejaba a merced de los que quisieran hacerme algo. Él procedió
como “gran amigo y conocedor” a someterme, tocándome chupándome los pechos que
los tengo algo grandes por lo gordo que soy, la sensación era intensa, estaba
atado sin poder defenderme, se acercaron otros tipos a querer hacerme lo mismo,
nunca he sentido tanto placer que proviniesen de mis gordos pechos.
Pasaba la noche y veía
entretenido y con mucha curiosidad como era “este mundo”, con el pasar de las
horas al final todo resultó conocido, no era nada del otro mundo lo que veía,
al menos para mí. No es nada que no haya visto o hecho en alguna orgía donde haya participado. Salvo
algunas prácticas que definitivamente por la situación, el lugar y las personas
resultaba con cierto matiz diferente y apropiado para la ocasión.
Manuel me pidió que le chupe
los pies como aquella vez que por primera vez nos conocimos en el sauna, cosa
que hice, luego tuvimos un "revolcón" de
juegos sexuales sin penetración sobre una cama derruida y diría que hasta algo
sucia de no ser por la penumbra que tapa todas las manchas de pecado. Luego al
final, salimos yo con una sensación de haber experimentado algo más para poderlo
escribir, sin embargo NO logré sentirme un leather, creo que no le encuentro la
onda AÚN a esa forma de sexo.
Alguna vez leí que lo más
primitivo que tienen los cerebros de todas las especies se llama la zona
“límbica”.
Desde que nuestros ante
pasados eran simples organismos
celulares empezaron a existir hace miles de
millones de años lo primero que buscaron era la supervivencia y la preservación de la especie en un medio hostil
y muy duro.
La evolución hizo de todos los seres una permanente mejora de
adaptación al medio ambiente y a los cambios que se suscitaban. Por ende el sexo
tenía que ser importante, primordial, y prioritario, el sexo era salvaje siempre lo fue, el sexo
hoy en día es salvaje y primitivo.
Es imposible “hacer el amor con solo caricias
y amor”,.. Tiene que haber el momento antes del clímax que nos volvemos “Muy
salvajes o intensos”, además aflora lo que realmente somos como personas, nuestras
emociones más secretas afloran en esos segundos de placer.
Pero como no todo es una
regla y el humano al poseer el cerebro más sofisticado e inteligente de todo el planeta, hace de su sexualidad sea
mucho más compleja, donde se mezclan las
emociones, los recuerdos, los traumas, las carencias o abundancias afectivas, costumbres
e incluso los “Valores morales” que
termina haciendo de la sexualidad humana
algo muy complicado de entender y hasta frustran-te.
Los leather (cuero o
piel) desde mi humilde entender
desarrollan el apasionamiento, el deseo, la lujuria por el poder o la sumisión y la humillación al
máximo, de la práctica del sado-masoquismo y la violencia controlada.
Desde los 90´s en la comunidad gay se ve el realce de este
fetiche por las prendas en cuero o el uso del color negro sumado al estereotipo de un individuo muy masculino con cara de pocos amigos además de macho varonil.
Hasta donde sé, un tipo
leather que se respete hará sus prácticas sexuales de manera ordenada y en
franco acuerdo con la otra parte. Mi experiencia leather me resulta
interesante, saca de mis algunas fantasías de mi yo interno, fantasías
naturales que me son inherentes desde niño.
No sé si estará en mis genes, creo
pensar que hay condiciones humanas que se forjan por el entorno. Y en mi búsqueda permanente del placer y de
nuevas prácticas de sexo, yo que pensaba
que ya sabía lo suficiente, hoy me encuentro ante algo nuevo, ante algo
extraño, y rico.